Claramente divididos ante el terremoto que les ha sacudido. Así es como se mostraban los aficionados de este país ante la visita de un monstruo de la gran pantalla y la escenificación del menú impagable, más caro del mundo o como se prefiera denominar. Una exhibición en el fondo de lo que puede una cocina, la española, que sigue portando alzada, años después de la desaparición de El Bulli, la bandera de la creatividad.
Hubo tan solo dos concesiones, un champán muy especial de aperitivo y un cocinero argentino afincado en Francia, Mauro Colagreco, que elevó a su local, Mirazur, a mejor restaurante del mundo. El resto, un puñado de nuestros maestros instalando sus fogones en la suite real del hotel Mandarin Oriental Ritz Madrid para seducir el paladar de Robert De Niro y su pareja. Quique Dacosta, José Andrés, Joan Roca y Martín Berasategui firmaron platos (tacos de merluza con cocochas, gambas de Denia, gamba marinada en vinagre de arroz, angulas ahumadas con guisantes lágrima…) que hubieran hecho llorar de emoción a más de uno.
No era difícil adivinar que para acudir en socorro del vencedor, aplicando aquello de que donde comen dos comen cuatro, sobraban también en esta ocasión voluntarios. Lo sorprendente ha sido encontrar más de un comentario asegurando que con los vinos bastaba. Probar un amontillado, Viña AB Estrella de los Mares, que ha dado la vuelta al mundo en el Juan Sebastián de Elcano, un pedro ximénez, Noe, glorioso, un Vega Sicilia Único de excelente cosecha o un viejísimo blanco, Viña Tondonia, que con cerca de sesenta años sigue iluminando el camino era para muchos suficiente. Aunque en ese caso Bob (como ya lo llaman aquí), al que se le veía buena mano en sus intentos, habría quedado de maravilla cortando un poco de jamón de Joselito.
Fotos: Madrid Fusión Alimentos de España