El cava volverá a enfrentarse a los fantasmas de su pasado el próximo día 6

I. P. L. 

Unos dicen que hacía arriba y otros que hacia abajo. Lo que discuten no es una cuestión de altura sino de posición. ¿Qué tipo de cavas hay que permitir y qué cambios normativos habría que aprobar? Y allí siguen, parece que sin ponerse de acuerdo, resucitando conflictos. Aquella “guerra del cava” que enfrentó a dos viejos conocidos, Freixenet y Codorníu, y a sus supuestas o reales irregularidades.

El primero fue acusado de comercializar algunas botellas con menos meses de crianza de lo establecido y el segundo de utilizar una variedad, pinot noir, entonces no autorizada. Una década después fumaron juntos una extraña pipa de la paz cuando ya el boicot al cava catalán -prácticamente superado ahora- había calado profundamente en la sociedad española y complicado a todos la existencia. 

Cerca de treinta años después las elecciones para la renovación del consejo regulador, convocadas para el miércoles 6 de julio, han sido capaces de despertar los fantasmas del pasado. “Freixenet propone flexibilizar la DO Cava para producir más, con nuevas uvas y en menos tiempo”, decía el titular de un periódico. “El cava no puede tener el mismo nivel del champán a un tercio del precio”, respondía con otro titular Codorníu.

Freixenet precisa en los medios de comunicación que no se trata únicamente de flexibilizar las normas para poder competir con productos más baratos y que su planteamiento no es “contradictorio sino complementario”. Se pueden promocionar, asegura esa firma, los cavas de mayor y de menor precio al mismo tiempo. O dicho de otra forma, podemos ser el único país del mundo capaz de tener una denominación de origen que -salvando las distancias- elabore prosecco además de champán aunque nunca se llamen así. 

A todo ello se añaden las eternas quejas de los viticultores (de cualquier parte) por los precios de la uva. Y también, las serias advertencias o acusaciones que lanzan al cava catalán los productores de otras comunidades autónomas. Extremadura ha ganado en los juzgados su derecho a contar con nuevas plantaciones de uva y nadie o casi nadie sabe cómo se llamará el cava de Requena. Si mantendrá ese, como quieren allí, o tal vez zona de Levante como aparece (con la advertencia de que es un nombre por determinar) en el sitio web de la denominación de origen. 

Ese malestar lo resume, una vez más, un titular de prensa: “Almendralejo y Requena, unen fuerzas para tener voz y voto en la DO Cava”. En cualquier caso, es seguro que habrá elecciones. Y solo posible que, a partir de allí, se alcance un pacto en los meses o años siguientes. Es el cava y en algunas ocasiones, por impericia de quien abre la botella, suena un estallido al retirar el tapón y se derrama a continuación buena parte de esa espuma que tanto tiempo ha costado conseguir.
Foto: DO Cava