IGNACIO PÉREZ LORENZ
Ha sido el regreso de una de las citas más interesantes suspendida durante varios años, como tantas otras, por culpa de la pandemia. Esperado reencuentro que ha permitido actualizar la mirada sobre las numerosas facetas que forman las bodegas agrupadas bajo el nombre de una firma centenaria: La Rioja Alta SA. Y probar todos aquellos vinos (salvo que se hayan agotado las existencias) que los críticos de varios países han calificado con más de noventa puntos.
Una forma de acercarse a esa realidad es averiguar la calidad que pueden ofrecer las marcas de menor precio. Un segmento representado en la convocatoria del madrileño hotel Wellington por dos tintos y dos blancos. Lagar de Cervera 2021 (11,70 euros), un albariño que abraza el pasado y el futuro de la DO Rías Baixas, resulta especialmente llamativo. Sus uvas -junto a las de Pazo de Seoane con quien comparte bodega- han sido las primeras de esa denominación de origen en pasar por una mesa de selección óptica. Criba que solo superan los granos que se encuentren en perfectas condiciones.
El vino, que transmite una sensación de pureza, expresa el tiempo suave y lluvioso que acompañó a buena parte del ciclo vegetativo. Y que se ha traducido en intensidad aromática (fruta blanca, cítricos), descarada acidez y no poca fuerza. Los meses transcurridos desde que se embotelló lo han revestido de una mayor redondez y elegancia manteniendo ese carácter de albariño de otra época, fresco y potente, por el que suspiran no pocos aficionados.
Otra posibilidad es hacer un viaje a través de aquellas botellas de casi cualquier precio que merecen una ocasión especial. Honor que alcanza, entre otros, a Finca El Otero 2018 (33 euros) un claro poseedor de ese espíritu ribereño que colma a sus mejores creaciones con fruta negra, concentración, profundidad y frescor. De la misma bodega, un rediseñado Áster Crianza (16 euros) que a partir del 2019 lleva menor crianza en barrica y botella. Un flamante tinto que ahora destaca por sus marcados recuerdos a fruta salvaje y se muestra amable, sugerente, menos pesado y más fácil de beber.
De vuelta a Rioja, imposible evitar el siempre agradable encuentro con Viña Arana Gran Reserva 2015 (27 euros). Vino al que una pequeña pero reconocible aportación de graciano le ayuda a mostrarse alegre y vivaz. Viña Ardanza Reserva 2016 (24,50 euros), que saldrá en unas semanas al mercado, muestra en añada de especial calidad la positiva evolución y la larga vida que atesoran estas elaboraciones. Clásicos de vanguardia, como gustan llamarlos en la bodega, que en no pocas ocasiones son capaces de elevar el vuelo. Uno de los más claros ejemplos, el frutal, atractivo y enormemente seductor Finca Martelo 2016 (23 euros). Un tempranillo nacido en Torre de Oña (Rioja Alavesa) merecedor de que alguien le ponga un piso.