DO Rueda: un éxito que puede ahogarse en vino

Opinión

IGNACIO PÉREZ LORENZ

En tan solo cuatro décadas -sumadas a un pasado esplendoroso- esas tierras castellanas por las que hoy se extiende la DO Rueda han elevado sus vinos más jóvenes al estrellato que otorga la suma de novedad, calidad y prudente precio. Aún así, esa denominación de origen -que cuenta con no pocos tesoros- escucha cada año por estas fechas el crujido cada vez más fuerte de sus cuadernas. 

La vendimia, que debería ser una fiesta, lleva camino de convertirse para muchos en una triste experiencia. Las organizaciones agrarias relatan que algunas bodegas no recogen toda la producción y si lo hacen es a precios irrisorios para destinarlo a vino de Castilla La Mancha. El miedo a una creciente acumulación de excedentes se esconde tras esas decisiones. 

La expresión que los representantes de los viticultores utilizan para situar el origen del problema es “la barra libre” concedida tiempo atrás por el consejo regulador para plantar viñedo a placer. Los intentos de revertir esa situación prohibiendo el riego o limitando rendimientos no han tenido mucho éxito. Y los esfuerzos para conquistar otros mercados parecen necesitar más tiempo y menos triunfalismo. Calificar de “históricas” cifras de exportación que pese a su aumento siguen siendo un pequeño porcentaje de las ventas es, cuando menos, excesivo. 

La perseguida asociación entre el despegue de sus vinos y la palabra verdejo, que ahora comparte con competidores tan poderosos como Rioja o La Mancha, ha demostrado esconder ciertas desventajas. La búsqueda, por parte de algunos compradores, del destino final de las uvas de Rueda embotelladas como vino manchego y la difusión de noticias así pueden ser el origen de nuevas dificultades.
Foto: Vendimia nocturna (DO Rueda)