Josep Roca: “Cuando bebes un vino apuestas por la tierra”

IGNACIO PÉREZ LORENZ

Josep Roca, camarero de vinos -como dicen que le gusta en ocasiones definirse- y copropietario de El Celler de Can Roca, ha sido elegido mejor sumiller del mundo. Su forma de pensar, de interpretar el vino y de prestar atención al cambio climático parece eterna. Sus reflexiones siguen formando parte de la actualidad  y teniendo la misma fuerza que cuando esta entrevista se publicó por primera vez hace algo más de dos años.

Nació en un bar y desde muy pequeño, con cinco años, era el encargado de llenar en un sótano las botellas de vino a granel. A partir de los 14 o los 15 le dejan probarlo. Sus dos conclusiones, que es una bebida fascinante y que además se puede estudiar. “Cuando entro en la escuela de hostelería me doy cuenta de que puedo interpretar el vino desde distintos enfoques. No solo desde la idea del servicio sino desde el árbol de la vida y el árbol de la ciencia. El vino es una suma de vida y todo aquello que tú quieras vivir dentro de una historia de vino”. 

El siguiente paso, la formación como sumiller sobre la que hoy todavía se plantea cuestiones fundamentales “Hay una capacidad de asombro y de desconocimiento de un mundo dinámico en el que puedes encontrarte con distintas realidades. Algo que abre siempre el viaje a la duda sobre si realmente entiendes de vino o solo estás constantemente aprendiendo. En cualquier caso, con esfuerzo, con perseverancia, con una cierta exigencia en el día a día pero con mucha ilusión me enfrento a esa sensación inocente de seguir aprendiendo del mundo del vino”. 

Tras lograr todos los reconocimientos, El Celler de Can Roca conquistó a otros públicos con su propuesta en la Cumbre del Clima celebrada en Madrid. Allí ofreció un menú destinado a los líderes del mundo lleno de referencias a la sostenibilidad, a los ingredientes kilómetro cero y a los pequeños productores llamado ”La Tierra se agota”. Y para acompañarlos, entre otras, algunas de las pocas botellas del Vi de Fang (Vino de Fango) que se pudieron recuperar cuando una riada convirtió en escombros cubiertos de barro a la bodega Rendé Masdéu en L’Espluga de Francolí, Tarragona. Ahora esa engrasada maquinaria que dirige junto a sus hermanos Joan y Jordi se enfrentará el 20 de junio a un nuevo reto: su presencia en La Cata de Estación.  

Josep Roca o Pitu Roca, como es conocido por muchos en el sector, utiliza para referirse a su nombramiento como maquinista de esta edición las palabras orgullo, ilusión, responsabilidad, respeto y privilegio. “Son bodegas que marcan la historia y que van a marcar también la historia durante tiempo en el panorama español. Es una situación de privilegio la que nos toca vivir ahora en El Celler de Can Roca que permite que la gente te escuche, ser embajador de quienes admiras y promocionar todo aquello que te parece importante e interesante”

“Es una manera -continúa – de abrazar al vino desde el costumbrismo, es una manera de abrazar su efecto festivo y de señalar que el vino también es para compartir. No es solo un gusto o un sabor concreto sino que además es una conexión emocional a la que nosotros queremos apoyar. Yo apoyaré, acompañaré y seré durante este año el embajador de esa cata”. 

El éxito internacional de nuestra cocina y el creciente interés por el mundo del vino lo han convertido en una referencia obligada; en el profesional que atrae todas o casi todas las miradas. “ Es verdad que mi trabajo en El Celler de Can Roca me hace sentir  como un puente de unión entre el mundo del vino y el mundo de la cocina. Yo siempre digo que si no fuera sumiller probablemente no sería bodeguero, sería cocinero. Hay una conexión muy fuerte en el proceso creativo con mis hermanos en la cocina de nuestro restaurante pero también un vínculo absoluto con el vino, no solo en casa sino también en el mundo. Me siento muy a gusto siendo embajador y pudiendo empujar para que tanto la cocina como el vino seduzcan. 

A la pregunta de hacia dónde vamos comienza contestando que la realidad obliga a reflexionar “Hay que fijar una nueva mirada sobre el cambio climático y sobre la sostenibilidad. Hay que ser más eficientes en la reducción de emisiones de CO2 en las bodegas grandes y  trabajar con una mínima intervención en los vinos más acústicos de bodegas de pequeñas dimensiones. Cada uno con su labor, con su tamaño y con su manera de hacer debe tenerlo presente. Lo estamos notando en  el vino: hay que reaccionar y quizá llegamos demasiado tarde no solo como sector sino como comunidad. Ahora mismo están llorando muchas vides cuando no es tan normal que estén llorando con semanas de adelanto a todas las tormentas, granizadas o heladas entrada la primavera. Son realmente condiciones a veces muy extrañas y extremas quizás nunca vistas. Hay todavía una capacidad de asombro sobre lo que nos da la naturaleza y de cómo nos muestra que ella está delante y el ser humano siempre detrás”. 

El diálogo, frente a dos vasos y una jarra de agua como preludio de los vinos que se servirán en la comida, concluye pidiéndole un consejo. “ El vino tiene que hacer una apuesta real y vital sobre la reflexión en verde, sobre la cuestión ecológica , sobre la biodiversidad y poder comunicar que es una bebida natural, la bebida alcohólica  más natural, que simboliza paisajes, costumbrismos… que detrás hay personas pegadas a la tierra a las que hay que tenerles muchísimo respeto e incorporar ese valor añadido. Esto es lo que tiene que llegar al consumidor para que realmente volvamos a unos índices de consumo normales para un país que es uno de los líderes en producción y en cambio no de consumo”. 

“El gran reto –concluye– es acercarlos desde el verde, apostar desde un punto de vista publicitario apuntando bien a esa idea de ecología verdadera, de transparencia, de trazabilidad y de respeto a agricultores, a viñadores pero también de intervenciones mínimas. Y hacerlo con la sensación de que cuando bebes un vino no solo estás haciendo un acto cultural, festivo, lúdico o hedonista sino que también apuestas por la tierra; por una tierra que quiere ser escuchada, respetada. El mundo del vino ya ha dado ese paso adelante. España es el país con más viñas ecológicas y hay que comunicarlo, la gente no lo sabe, tenemos que explicarle esta parte y poder hacerlo en voz alta, con orgullo, con una sensación de pertenencia porque el vino también nos pertenece”.

Foto: Piero Schiavo