Reliquias Barbadillo o la importancia de llamarse Toto

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IGNACIO PÉREZ LORENZ

Inevitable tentación en estas fechas evocar su figura. Recordarlo afirmando, no lejos de su despacho y revestido de su incomparable sentido del humor, que la culpa de lo ocurrido la tenían unos cuantos comerciales por no haber sabido vender esos vinos antes. Así encaraba el éxito sin precedentes que para él, para su empresa y para el Marco de Jerez había supuesto la subasta, meses atrás, de las Reliquias Barbadillo en Christie’s.

Las crónicas de la época hablan de sorpresa y satisfacción porque aquellas frascas de amontillado, palo cortado, oloroso y pedro ximénez habían multiplicado por cuatro su precio de salida. Los grandes coleccionistas de todo el mundo, primero en Londres y más tarde en Nueva York, dejaron constancia con sus pujas de la opinión que les merecían esas viejísimas soleras creadas, probablemente, a mediados del siglo XIX. 

En realidad, no había culpas que repartir y sí un mérito por adjudicar: haber acaparado las mejores y más viejas botas de otras firmas cuando salieron a la venta. Y para Toto Barbadillo, que reunía en su sangre la historia y la tradición de los bodegueros sanluqueños, aquello debió estar más cerca de un placer y de una obligación moral que de cualquier otro planteamiento.

Ahora, su casa (algunos miraremos siempre a Barbadillo como su casa) celebra durante este año que ya se despide dos siglos de historia. Es posible que el último acto de tan señalado aniversario haya sido la llegada al mercado de una nueva edición de las reliquias. Otro tipo de botellas, otro tamaño y otras etiquetas… pero el mismo vino de siempre.

Es así gracias a esa renovación constante, criaderas y solera, que termina de hacer eternos a los vinos de Jerez y Sanlúcar. Y que en este caso solo permite ofrecer en cada saca algo menos de cien litros a repartir entre los devotos aficionados que se permiten esperarlo. Una experiencia que solo podía partir de quien décadas atrás tuvo claro que tanta grandeza encontraría merecida recompensa en el futuro.