Todo avanza y al mismo tiempo cobra más sentido que nunca. Aunque para ello hayan tenido que pasar treinta años acumulando no pocos trabajos y esfuerzos. El proyecto de recuperar un patrimonio casi perdido, las variedades ancestrales de Cataluña, que comenzó Miguel A. Torres, ofrece nuevos resultados. Entre ellos, un vino que refleja el mejor y más amable rostro de los tintos mediterráneos: maravilloso frescor y descarada carga frutal además de personalidad, sutileza y elegancia.
Es la primera aparición de este Clos Ancestral y de la desconocida e interesante moneu. Ha llegado hasta aquí porque atesora cualidades que resultan imprescindibles en estos y en sucesivos tiempos de cambio climático. Ciclo largo, resistencia al calor, elevada acidez y limitado porcentaje de alcohol la convierten en el compañero ideal de cualquier viñedo. Y también de casi cualquier vino del Penedès donde ahora renace tras décadas de olvido.
La juventud de sus cepas y lo reciente de sus injertos han hecho que participe en el coupage con un porcentaje discreto. Modernamente elaborada (poca extracción y limitada influencia de la madera) aporta intensidad, alegría y hasta belleza a la mayor corpulencia de una ya veterana ull de llebre (tempranillo) y a la reconocible presencia de frescas garnachas de la zona.
Se construye así uno de los tintos más especiales, agradables y futuristas que imaginarse pueda. Exquisita y contradictoria (hasta ahora) combinación entre las reiteradas influencias del bosque mediterráneo y la acidez y finura que lo elevan a otras cotas. Ese lugar habitado por una moneu que ya pide a gritos mayor presencia porque se sabe destinada a ser la protagonista de esta elaboración.
Bodega: Familia Torres
Web: https://www.torres.es
D. O.: Penedès
Variedad: ull de llebre (50 %), garnacha (30 %) y moneu (20%)
Alcohol: 13 %
PVP: 14,90 euros