Txacoli de Álava: un gran vino blanco sin más

IGNACIO PÉREZ LORENZ

Es un vino secular y una denominación de origen relativamente joven, pequeña, insuficientemente conocida y bastante inquieta. Arabako Txakolina-Txakolí de Álava se distingue ahora por extender la producción de sus tradicionales blancos jóvenes con nervio y brío a rosados, rosés, espumosos y dulces. Y prueba, además, los resultados que brindan la criomaceración, la crianza sobre lías, el batonnage y otras técnicas o la aportación limitada de nuevos materiales y variedades.

De todo ello se habló -y se cató- durante la presentación en Madrid de las últimas añadas llegadas al mercado, o próximas a llegar, de las bodegas que forman parte de la denominación de origen. Un amplio panorama que permitió acercarse a vinos frescos y afrutados pero también, en alguna ocasión, redondos, suaves y amables. Así es Malkoa 2018 un blanco fermentado y criado en huevos de hormigón, amplio, cremoso y complejo (cítricos, hierba y frutos secos) que podría definirse como un gran blanco sin más. 

También muestra sobrada calidad Astobiza 2023 que tras ocho meses en contacto con sus lías y un año en botella cuenta, entre otras virtudes, con la destacada acidez que caracteriza a estas elaboraciones. Le sigue de cerca Astobiza Rosé 2023 que avanza con prudencia por ese camino que tanto gusta al consumidor actual (ligero, estilizado y floral) tras permanecer dos o tres meses sobre lías y un año en botella.  

Eukeni 2023 es otro interesante ejemplo -con buena acidez e intensidad aromática media- de estos vinos nacidos en el valle de Ayala (Álava). Lo produce, al igual que Larrain Fermentado en Barrica 2022, algo más cálido y untuoso, Artomaña Txakolina. Ese proyecto ofrece una completa gama, quizás con mayor desenfado y más juvenil, que comparte el nombre de Xarmant. La colección incluye un blanco, un rosado y otros productos como un vermú. 

La renovación tiene como principal protagonista a Garate, bodega que ofrece un chacolí con su nombre de la añada 2022 y que exhibe pasión por la pintura y por la riesling. Irribarrak, que significa sonrisas, tiene dos versiones que visten con retratos su botellas. Frida, fermentado en barrica y dedicado a la conocida artista mexicana, y Perla, sobre lías, en homenaje a Vermeer y a la joven que viste ese adorno. Otras marcas a tener en cuenta, Tantaka de Juanjo Tellaetxe, Somos Uno de la bodega Bat Gara o Txakoli Beldui de la firma del mismo nombre.
Foto: Oquendo (Álava)