IGNACIO PÉREZ LORENZ
Pueblo, vino, viñedo y paisaje reconocidos como patrimonio de la humanidad. Y, además, uno de esos lugares a los que es obligado peregrinar. Algo que, representando a nuestro país, solo han cumplido un puñado de turistas y una empresa, Tempos Vega Sicilia, que hace treinta años plantó sus reales en Tokaj (Hungría). Allí comenzó a recorrer un largo camino para mejorar el vino Aszú y seguir difundiendo su magia y su grandeza. Merecido homenaje a esas uvas con frecuencia afectadas por la podredumbre noble (Botrytis cinerea) que ha venido acompañado del reconocimiento a la principal variedad, furmint, que ahora abre la puerta a otras elaboraciones.
Entre ellas, Mandolás 2019, vino joven que ha recibido la influencia de una pincelada de madera y otra de sus lías en suspensión (battonage). Blanco seco que regala la originalidad de sus aromas a flores, frutas exóticas, cítricos y miel y una presencia atractiva y envidiablemente fresca. Petracs 2019, que toma su nombre del mejor y más viejo viñedo de la casa, ofrece el carácter de esas uvas para lograr una enorme delicadeza. De nuevo juventud, frescor y la sutil huella de la madera en un vino equilibrado y elegante matizado por tenues notas salinas y leves apuntes minerales.
En el recorrido por las nuevas elaboraciones salta una especial sorpresa: Late Harvest 2021. Una vendimia tardía en la que aparece la podredumbre noble para recrear el primero de los contrastes entre notas dulces y acusado frescor. Un vino delicioso marcado por intensos recuerdos florales y cierta complejidad que combina aportaciones del presente con la histórica grandeza de la zona.
De tan glorioso pasado hablan el Aszú 3 Puttonyos 2016 y el Aszú 5 Puttonyos 2014. Palabras que señalan la presencia de racimos botrytizados (aszú) y el número de cuévanos (puttonyos) añadidos al mosto sin botrytis de una barrica de muy pequeño tamaño. El primero ofrece notas a frutas de hueso, orejones y almíbar acompañados de recuerdos a madera lacada. Incluye también una considerable presencia de azúcares envuelta como siempre en suficiente acidez. El segundo, que ha sido capaz de mantener marcados recuerdos florales y frutales, se muestra intenso, profundo y especialmente complejo. Un vino muy serio que invita a la meditación y roza, algo más cerca que los demás, el cielo de esa tierra.
Más información: https://www.temposvegasicilia.com
Pie de foto: András Bacsó, director técnico de Bodegas Oremus
Foto: Grupo Gourmets