Vuelve a Madrid el Premio Vila Viniteca de Cata por Parejas

Es, entre otras muchas cosas, una oportunidad para todos los asistentes de probar o de beber vinos. También de disfrutar de no pocos quesos y de compartir la tensión que viven quienes se presentan a las pruebas. Participantes que han recorrido, hasta llegar allí, un largo camino. Todos o casi todos confiesan que han vivido meses de entrenamiento catando a ciegas vinos insospechados de zonas que no conocen o no dominan. Y que han pasado con bien el intento de asegurar una plaza durante el tiempo que permanecen abiertas las inscripciones. Un plazo que rara vez supera los cuatro minutos. 

Es la décimo quinta edición del Premio Vila Viniteca de Cata por Parejas que este domingo, 12 de marzo, vuelve a Madrid. Lo hace porque esta celebración alterna dos sedes, el Salón Gótico de la Casa Llotja de Mar de Barcelona y el llamado Salón Real o Salón de Baile de Casino de Madrid. Allí, atrapados entre tan artísticas y aristocráticas paredes, danzarán por entre las mesas cientos de botellas y miles de copas de la más selecta factura. Las condiciones ideales para que 240 catadores se enfrenten, por parejas, a su labor: adivinar cuanto puedan sobre el contenido de unas botellas que no verán hasta que terminen las pruebas.

Les esperan en la fase clasificatoria siete vinos de cualquier lugar del mundo y otros siete en la fase final. Solo diez parejas tendrán el honor de ser finalistas y tres de ellas se repartirán los 40.000 euros en premios y algunos regalos. Y, sobre todo, vestirán el orgullo de ser reconocidos como los más expertos catadores por esa especie de sanedrín de los aficionados al vino que, tras comprar por treinta euros una entrada, se reúnen allí.