IGNACIO PÉREZ LORENZ
Nació en 2017 para escribir algunas páginas más sobre la evolución y el ascenso del vino español. Había llegado para Telmo Rodríguez el momento de elaborar su obra maestra y de contarla de manera diferente. Un tinto riojano, procedente de un viñedo que lleva siete siglos en el corazón de la Granja de Nuestra Señora de Remelluri, iba a ser el primero de nuestro país en acudir a la mayor bolsa de grandes vinos del mundo. El lugar en que corredores y negociantes bordeleses reparten las más afamadas referencias de la zona y de otros lugares privilegiados entre compradores de los cinco continentes: La Place de Bordeaux.
Ese antiquísimo sistema de ventas, creado hace cientos de años, tardó unas horas -todo un éxito- en colocar las poco más de siete mil botellas de Yjar 2017. Solo los grandes clientes de esos negociantes, como el importador español de origen francés François Passaga (FAP Grand Cru), consiguieron entrar en el reparto. Comprando unas pocas unidades a un negociante y algunas más a otros, Le Patron, como es conocido en el sector, fue capaz de reunir cerca de trescientas botellas que apenas han servido para satisfacer la demanda creada.
Faltaba únicamente que quien hizo regresar a nuestro país una parte de ese vino (François) y quien lo creó (Telmo) fueran capaces de presentarlo a sus clientes, a quienes por ahora no podrán serlo y a quien se dedicara a contarlo. Lo que parecía imposible ocurrió -como si de un estreno planetario o de una puesta de largo se tratase- hace unas pocas noches en Madrid. Cuatro cosechas (del 2017 al 2020) formaron alineadas para desvelar sus misterios y permitir opinar sobre si tanta expectación había merecido la pena.
Cualquier duda, suponiendo que la hubiera, quedó despejada en cuestión de segundos. Las cuatro añadas comparten suavidad, complejidad, carácter, mineralidad y una elegancia difícil de encontrar. También, un recuerdo a vino de especial calidad elaborado en otra época, despacio y con sabiduría, que lo hace no solo actual sino también, con el contrapunto que establecen sus incontables notas, enormemente moderno.
Yjar 2020, todavía en barrica (en realidad tinas de más de mil litros), mantiene recuerdos a regaliz y a flores como las violetas tras dejarse acariciar con mucha prudencia por la madera. Se bebe, como todos, con sorprendente facilidad y muestra una amplia combinación de delicados recuerdos a fresas, caramelo y especias sobre una estructura nada exagerada y unos taninos amables. El 2019, embotellado hace poco más de una semana, será, con su combinación de madurez y frescor, una de las añadas estelares cuando esté listo para llegar al mercado. Se hablará entonces de un tinto equilibrado, sugerente y seductor como pocos lo han sido.
Le disputará esa posición un 2018 que tardará poco en salir a la venta. Vino también singular, muy expresivo, redondo y con una descarada carga frutal (moras y otras bayas). Su predecesor y primero de la serie, 2017, surge envuelto en tonos especiados para exhibir la grata calma de su reposada personalidad. Como si fuera consciente del orgullo que supone haber puesto una pica en esa ciudad donde los mitos se embotellan y, además, se venden.
Bodega: Remelluri
Web: http://www.remelluri.com
DOC: Rioja
Variedades: tempranillo, graciano, granegro, rojal y otras
PVP: 165 euros