Beber cerveza y licores está relacionado con niveles elevados de grasa visceral, el tipo de grasa dañina que se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, síndrome metabólico y otras complicaciones de salud. El vino no muestra tal asociación con los niveles de esta grasa dañina e incluso puede protegernos, según un estudio realizado por la Universidad Estatal de Iowa (Estados Unidos) y publicado por la revista Obesity Science & Practice.
“De hecho, descubrimos que beber vino tinto está relacionado con tener niveles más bajos de grasa visceral. El consumo de vino blanco no influyó en esos niveles pero nuestro estudio mostró que su consumo moderado podría ofrecer beneficios a los adultos mayores: huesos más densos”, señaló Brittany Larsen, una de las investigadoras, en un resumen publicado en The Conversation, un foro científico.
El envejecimiento suele ir acompañado de un aumento de la grasa problemática así como a una reducción de la densidad mineral ósea. Larsen relata que los investigadores hallaron una mayor densidad mineral ósea entre los adultos mayores que bebían vino blanco con moderación. “Y no encontramos este mismo vínculo entre el consumo de cerveza o vino tinto y la densidad mineral ósea”, añade. El texto destaca que el consumo de cerveza y licores tiene también peores efectos que el vino para la cintura.
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Foto: Henry Fournier (Unsplash)