IGNACIO PEREZ LORENZ
Ha sido el tercer jueves de noviembre. La llegada del Primero 2021 ha coincidido con la fecha elegida años atrás para unificar la salida del beaujolais nouveau. Un tinto joven, ligero e informal, elaborado mediante maceración carbónica, que arrasaba en París, en el resto de Francia y en una parte del mundo. Y que tuvo en España una cierta presencia de la que todavía algo queda. En todos esos países miles y miles de carteles repetían la misma frase: Le beaujolais nouveau est arrivé!
Bodegas Fariña ha sabido crear desde entonces una marca a la altura de la finura aromática de la tinta de toro. Y conseguir, cosecha tras cosecha, vinos de capa profunda e intensos recuerdos a frutos rojos. Así es, salpicado de notas a regaliz, envuelto en una agradable madurez y con un contrapunto de frescor, una vez más este año. Un vino que se muestra a un paso de la redondez que le suele caracterizar y que tardará poco en alcanzar.
A partir de allí, esa veterana bodega se lanza a promover una fiesta por todo el país en la que participan ochocientos bares, vinotecas y restaurantes. Celebración que, siguiendo el signo de los tiempos, se extiende y se comunica a través de las redes sociales y de los premios, botellas de cinco litros y visitas a la bodega, que pueden obtener quienes suban sus fotografías a esos portales de encuentros virtuales. Iniciativa necesaria para todo el sector, para el turismo y para el país en la que no deberían estar casi solos ante el peligro estos decididos zamoranos.