La inspiración para hacer un blanco que incluyera variedades tintas podía proceder de zonas lejanas. Tal vez de Reims, la tierra del champán, donde la combinación es frecuente y casi siempre mayoritaria o de cualquier otra parte del país vecino.
Pero no. Al parecer eran bodegas mucho más cercanas, de este lado de los Pirineos, las que solían comprar, décadas atrás, garnachas tintas de Navarra para hacer sus blancos o participar en ellos. Un modelo que si existió, era posible replicar. Aunque nadie dijo que lograrlo fuera fácil.
A eso, a conseguirlo, se han dedicado los responsables de Bodegas Chivite. Maceración mínima, cuidadosa extracción para evitar el color, crianza durante cinco meses con sus lías y fermentación parcial en barrica de roble francés son algunos de los pasos de una compleja elaboración.
El resultado, en esta su segunda añada de nuevo en colaboración con Arzak, divide cuerpo y espíritu entre dos garnachas, blanca y tinta, que reflejan una amplia sucesión de aromas: flores, fruta blanca, incipientes recuerdos a pastelería y alegres notas de fruta roja. El inicio de un vino muy sugerente que es, al mismo tiempo, estilizado y serio o sutil y poderoso. Y al que su exquisita acidez y su altiva presencia terminan de convertir en un blanco imprescindible.
Bodega: J. Chivite Family Estates
Web: http://chivite.com
IGP: Vino de la Tierra 3 Riberas
Variedades: garnacha tinta (51 %) y garnacha blanca (49 %)
Alcohol: 13,5 %
PVP: 14,95 euros