Jóvenes bodegueros de Rioja Alavesa: mucho por descubrir

IGNACIO PÉREZ LORENZ

No forman un grupo definido y ni tan siquiera tienen un nombre. Son jóvenes más que suficientemente preparados que han elegido cuidar del vino y de la viña en su tierra, Rioja Alavesa. Cada uno de ellos elabora -ampliando y continuando en algunos casos la tradición familiar como cosecheros- botellas muy diferentes pero con varios aspectos en común. Son vinos frescos, fluidos, respetuosos con el paisaje, que dejan el roble en segundo plano y consiguen con frecuencia atrapar la mejor expresión de la viura y el tempranillo alaveses. 

Entre sus marcas y autores, reunidos en Madrid para dejar claro que en su zona queda mucho por descubrir, varios ejemplos de enorme calidad. Lucía Abando, de bodegas Las Orcas, apuesta para su blanco por una crianza repartida al 50 % entre la cerámica de un ánfora y la madera francesa. El resultado, Trikuharri Viura 2021, tiene cierta amplitud y carácter pero se muestra sobre todo estilizado, largo y distinguido. Su finura, ceñida por una buena acidez, termina de convertirlo en un vino para momentos especiales (34 euros).

Alain Quintana ha sido capaz de combinar precio contenido (9,75 euros) con la destacada categoría y clase de su Familia Quintana Tinto 2022. Maceración prefermentativa, seis meses de barrica y tempranillo con algo de garnacha y pequeñas aportaciones de otros vidueños son parte de las claves para lograr belleza aromática y fruta negra madura. Y además, tensión, intensidad y redondez como para convertirlo en una opción imbatible.  

“Los cinco de Labastida” no son lo que podría parecer si no un grupo apoyado por Telmo Rodríguez (Granja Remelluri) para que los hijos de viticultores de esa localidad creen un vino con su mejor viña. Uno de ellos, Iñigo Perea, firma un tinto, Espinobendito 2020, con elevado nivel (29,90 euros). Lo definen su fuerza y frescor acompañados de la impronta tranquila de madera y especias.

Otro destacable tinto, Juan Valdelana 2021, apunta hacia las bayas negras y la acidez al apoyarse en la graciano como principal compañera de la tempranillo. Su precio, treinta euros, iguala al de un blanco frutal, con recuerdos a lías y ligeramente cremoso del mismo nombre y añada. La larga relación de vinos incluía además un muy serio tempranillo, Trikuharri 2019, un tinto fruto de dos parcelas, Guardianes del Reyno 2022 (15 euros), y un blanco, Finca Quintana 2023 (9,75 euros) con tonos a flores y frutas exóticas.
Foto: Juan Valdelana, Lucía Abando, Alain Quintana, Alfonso Ayesa e Iñigo Perea (Autor: Abel Valdenegro)