IGNACIO PÉREZ LORENZ
Cerca de setenta vinos entre los que había algunas obras de arte, quince bodegas y unas copas adecuadas ofrecían el pasado día 20 de noviembre en Madrid un sorprendente viaje a través del tiempo. Blancos elaborados hace más de una década se alternaban con tintos nacidos hace veinte, cuarenta o sesenta años y con generosos que comenzaron su crianza medio siglo atrás. Así te recibía la primera edición de Los Vinos del Tiempo, feria reducida y selecta, organizada por el Sindicato del Gusto.
Una bodega de Rías Baixas, Pazo de Señorans, y una de sus marcas, Selección de Añada, puso alto el listón. Seis cosechas consecutivas, comprendidas entre 2010 y 2005, hacían entender su destacada posición. En común, las notas aromáticas del mejor albariño, su final ligeramente amargo y el acusado frescor. Entre las pequeñas diferencias, una mayor sensación de volumen en 2010, la sorpresa de una cosecha difícil -2007- que se recompone para ofrecer su mejor cara y un vibrante 2005 que despide la serie presumiendo de insultante juventud.
A un paso de allí Waltraud 2012 despliega tonos especiados y recuerdos a frutas como el membrillo. La demostración, por parte de Familia Torres, del nivel que puede alcanzar el riesling mediterráneo. Su delicadeza y finura contrastan con el poder de uno de los chardonnays de la casa fermentado y criado en barrica, Milmanda 2011. Ambos con mucha vida por vivir. En otra zona de Cataluña, el Montsant, Sara Pérez y René Barbier dejaron escritas un par de páginas sobre territorio y carácter con un curiosísimo Dido Blanc 2013 (macabeo, garnacha blanca y xarel·lo) y un recomendable tinto, Venus 2003, fresco, jugoso y frutal.
Una bodega riojana, Izadi, mostraba el antecedente de lo que hoy es un gran vino que suma seis variedades, Izadi Selección Blanco. En 2011, a base únicamente de viura y malvasía, Izadi Blanco -como se llamaba entonces- ya parecía apuntar hacia la modernidad que ahora exhibe. Al igual que el tinto Izadi Selección 2001, estilizado, fresco y muy vivo. Rodeados de añadas más antiguas CVNE, Montecillo, Riojanas, Marqués de Riscal y Franco Españolas dejaban claro el poderío de las bodegas centenarias de esa denominación de origen calificada.
La Colección de Añadas (Bodegas Williams & Humbert) incluye un impresionante fino del 2012 al que da nombre un palo del flamenco, Alboreà, y un seductor Oloroso 2003. Con unos años más de crianza, treinta, Del Duque Amontillado VORS se sitúa por su elegancia entre lo más destacado de González Byass. Un espacio en el que reinan los 53 años de un sensual amontillado, Tío Pepe Cuatro Palmas, señalado por aromas a frutos secos, maderas nobles e interminable final. Su sabor es la mejor demostración de que en el mundo existen lugares donde perderse y que uno de ellos está en este salón dedicado a las añadas antiguas y a los vinos añejos. Y otro, al pie de la bota que alberga el Cuatro Palmas.