IGNACIO PÉREZ LORENZ
Eran y son leyenda y realidad del mundo del vino aunque hoy nadie o casi nadie sepa citar los nombres de quienes fueron sus protagonistas, ni recuerde el papel que interpretaron o las cifras que cambiaron sus vidas. Numanthia y Thermantia, que ahora forman parte de un imperio del lujo, están donde están gracias, entre otros muchos, a personajes como Teodoro Alonso.
A este vecino de Argujillo (Zamora) le sorprendía saber, hace más de una década, que por una botella del vino de la parcela que tanto había cuidado, Teso de los Carriles, se pagaban en América verdaderas fortunas. Aferrado a su inseparable gorra y empeñado en seguir hablando en pesetas, le admiraba también escuchar que esas viejas cepas, de las que nacía el tinto más lujoso de la casa, habían formado parte de una transacción -viñedos, bodega y marcas- que hizo cambiar de mano varios millones pero de euros.
Aquellas modestas instalaciones se habían convertido en una tentación para los inversores internacionales gracias a un especialista y a un dato. Robert Parker había otorgado, unos pocos años antes, sus soñados cien puntos a Termanthia 2004. Celebrar en el Salón Gourmets el 25.º aniversario de la firma supone revivir unas cuantas páginas de tan interesantes experiencias gracias a lo que cuentan los seis vinos catados.
El primero en llegar al mercado, Numanthia 1998, acusa ya el paso del tiempo. En cambio Numanthia 2008 se muestra, con diez años menos, jugoso, frutal y con un claro contrapunto de tostados y especias. Un tinto intenso, poderoso y salpicado por algunas notas cálidas que habla de la extendida pasión del momento por las uvas maduras y las elaboraciones cargadas de color y estructura.
El siguiente salto en el tiempo nos lleva a Numanthia 2018 que comienza a reflejar los cambios impulsados por el nuevo equipo. Vendimias más tempranas, extracciones prudentes, mayor presencia frutal y maderas no tan marcadas que dan vida a vinos más frescos, elegantes y fáciles de beber. Así se muestra este tinto expresivo, sutil y todavía muy vivo que no oculta su madurez y profundidad.
Si Numanthia es fruto de una suma equilibrada de parcelas repartidas por toda la denominación de origen, Termanthia surge de la calidad y frescor de la zona de Argujillo y de uno solo de sus viñedos centenarios, probablemente el mejor o el más singular. La añada 2000 combina su innegable fuerza con suavidad y cierta acidez mientras que el 2010 es capaz de compartir su potencia con elegancia y hasta refinamiento.
Características que ya insinúa Termanthia 2015 a pesar de que parece no tener suficiente con los casi cinco años que ha reposado en botella. Amplio, rotundo y con mucho camino por recorrer recuerda, al igual que los demás, que hubo un antes y un después. El momento, todavía no muy lejano, en que este proyecto comenzó a cambiar para seguir siendo parte de la historia.
Pie de foto: Lucas Löwi, director general, Martin Derrier, gerente comercial, y Jesús Jiménez, director técnico de la bodega
Foto: Grupo Gourmets