I. P. L.
Dicen que en la pugna que mantienen dentro del calendario los días de…se ha hecho un hueco la verdejo. Y que hoy, expresado en esa lengua adoptada por buena parte del sector, es el World Verdejo Day. Algo que para quienes han inventado entre otras expresiones las wine academies (españolas, riojanas o de cualquier otro lugar en el que hasta hace poco se hablaba y se escribía en español) debe tener mucho más encanto que celebrar el Día Mundial de la Verdejo.
Rueda, patria de tan afortunado vidueño -¡cuánta belleza encerrada en una sola palabra!- parece adoptar y promocionar la jornada como propia aunque tal vez ahonde así en su asociación con un nombre que se extiende con rapidez por otras denominaciones y zonas. Verdejos habrá, y tal vez de enorme calidad, en muchos lugares, y ruedas tan solo en una parte, delimitada por la denominación de origen, de Castilla y León.
En cualquier caso, la ocasión -envuelta en temperaturas saharianas como castigo para los negacionistas del cambio climático- invita a celebrarlo cubitera en mano. Y acompañando a tan fundamental instrumento para enfriar con cariño una botella de vino, la copa adecuada. Ya solo falta elegir la marca. Nuestra recomendación (desinteresada aunque no lo parezca) es uno de los mejores ejemplos que hemos encontrado este año. Le acompaña, para alegría y no poca de sus consumidores, uno los más prudentes precios.
La primera parte de esa frase responde a la intensa expresión de Doña Beatriz Verdejo 2021 de una bodega, Cerrosol, situada en la parte segoviana de la denominación. El final de la oración: 5,25 euros por botella (31,50 euros la caja de seis, gastos de envío incluidos). Como diría un taurino, “pa jartarse de torear”. Y para creer que el Día Mundial de la Verdejo -perdón por mi nivel de inglés- es una fiesta que dura varios días.