Flor de Muga Blanco 2018, la exigencia de un reencuentro

La única respuesta posible, clara y directa, a este intento de hacer un gran blanco de Rioja es que lo han conseguido. La experiencia de esa casi centenaria bodega, con muchas décadas de trabajo serio y reconocimiento generalizado, se ha utilizado de nuevo para lograr una calidad sin fisuras. Años de ensayo, vendimia manual, transporte de los racimos en vehículos refrigerados y maceración en frío han sido los pasos previos al nacimiento de este vino. 

El recorrido ha continuado con la fermentación del mosto flor, a baja temperatura, en barricas francesas poco tostadas. La impronta suave y noble de la madera resulta especialmente delicada por la combinación de estos recipientes con huevos de hormigón. Nueve meses de crianza y dieciocho de reposo en botella lo han preparado para situarse en la órbita de la mejor tradición riojana matizada por la luz de los últimos avances. 

Flor de Muga Blanco 2018 se sustenta sobre un imaginario puente que uniera este siglo con el anterior. Y de uno y otro va tomando la expresión pura y puede que algo sobria (flores blancas, fruta fresca) de sus variedades tradicionales. También, la armónica combinación de tonos cítricos y acusado frescor en compañía de leves sensaciones de volumen y cremosidad. Un vino elegante, complejo y muy gastronómico capaz de ofrecer ya mucho placer. Y de exigir además, para mejor apreciar su categoría, un reencuentro sin fecha y sin prisa. 

Bodegas: Muga
Web: https://www.bodegasmuga.com
D. O. C.: Rioja
Variedades: Viura (40 %), garnacha blanca (30 %) y maturana blanca (30 %)
Alcohol: 13,5 %
PVP: 32 euros