Jerez: no será ahora, pero será

No es la primera vez que las campanas repican antes de hora. Ocurrió hace unas semanas y ha vuelto a suceder ahora. El Diario de Cádiz anunciaba el pasado domingo que el pleno del martes del Consejo Regulador de la D. O. Jerez “pondrá fin –si no hay contratiempos– a una discriminación que ha durado 87 años”. Se refería a la división en dos categorías, la zona de producción, con menos derechos, y la zona de crianza, con todos los derechos. 

Finalmente, no ha sido así y las cosas parece que continuarán como están durante un par de meses más. Es el tiempo, según cuenta el Diario de Jerez, que se tomarán los componentes del pleno para trasladar al pliego de condiciones los fundamentales cambios sobre los que han alcanzado un acuerdo que ya muchos insisten en calificar de histórico. 

Aunque la nueva realidad, si es que esas expresiones han llegado también al vino, se escapa ya por las costuras de los relatos. En tan solo unos días la unificación de las dos zonas ha pasado de incluirse en el final de las crónicas a ocupar la primera referencia. Le siguen, “el abandono paulatino de la crianza de fino en Sanlúcar y la regulación de las ventas de vino y graneles en los despachos de vino de las bodegas y los tabancos”.

Lástima que no aparezca también destacada la posible elaboración de vinos de crianza biológica y oxidativa sin fortificar. Y que las últimas líneas sean para los nuevos vinos blancos o el retorno a la vida oficial de variedades casi desaparecidas (mantúa, cañocazo, perruno o rey). Si no fuera así, estaríamos muy cerca de reconocer la importancia del impulso renovador que surgió unido bajo un viejo, simpático y conocido lema: “menos tiza y más albariza”. Y el error de cuantos creyeron que nunca se pronunciaría otra conocida frase que en esta ocasión no va dirigida al Sol: “Eppur si muove”. Bruselas es mucho Bruselas.
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Foto: Ayuntamiento de Jerez