Son solo dos mil botellas de un blanco que desprende por todos sus costados pasión por el vino y por la viña. Un proyecto que comienza su andadura 130 años atrás, en 1890. Guillermo y Floripes (los abuelos) plantaron en la provincia de León, allí donde el Bierzo señala el camino hacia Valdeorras, un viñedo llamado Barreiros con cepas de godello. Más de un siglo después, en 2015, Nacho Álvarez (el nieto), enólogo con sobrada experiencia, recupera esa parcela.
A partir de allí, el resto del discurso transcurre con fluidez. Uvas de valor incalculable, variedad prodigiosa, producciones escasas, madurez sin problemas y cuidada elaboración. Un recorrido que aporta la huella elegante y sobria de las barricas francesas (afortunadamente de tamaño grande) en las que fermenta y se cría, durante ocho meses, este blanco fresco y cítrico tan delicado como intenso.
Le acompañan notas frutales y hasta florales junto a recuerdos a levadura y suaves pinceladas de unos casi inapreciables tostados. Es graso, cremoso, largo y también grácil. Como si en todo momento recordara que puede abrazar más de un estilo y encontrar el punto de equilibrio entre todos ellos. Acidez y madurez, delicadeza y untuosidad avanzan de la mano hacia un final memorable salpicado de tenues apuntes minerales. El reconocimiento a la tierra y a la secular presencia en ella de las cepas que firman esta etiqueta destinada (no por su precio) a ser un vino de coleccionista.
Web: https://www.pagodelosabuelos.com
DO: Valdeorras
Variedad: godello
Alcohol: 13,5 %
PVP: 22 euros