Sirven por error una botella de Mouton Rothschild (Publicada en octubre de 2020)
El año deja atrás unas cuantas noticias sorprendentes. Aunque nos limitaremos a recordar solo algunas de ellas. La primera, sirve de demostración de que no hay nada nuevo bajo el sol. Y en Estados Unidos sucedió algo muy parecido a lo que ocurrió en Manchester (Reino Unido) en 2019.
Una botella de 5.000 euros, Chateau Le Pin 2001 (Pomerol), fue servida por error a unos clientes del restaurante Hawksmoor. Los comensales habían pedido otro burdeos de la misma añada, Château Pichon Longueville Comtesse De Lalande (Pauillac), cuyo precio en ese restaurante es diecisiete veces menor: unos trescientos euros.
La botella de Le Pin 2001, con una etiqueta relativamente parecida, y que bebieron sin darse cuenta de que no era la que habían pedido, les gustó tanto que solicitaron otra más. La respuesta fue que no estaba disponible. El 23 de octubre de 2020 publicamos esta otra noticia:
Sirven por error una botella de Mouton Rothschild
Ha vuelto a pasar pero esta vez en Nueva York. La escena se desarrolló en Balthazar, un restaurante con esos aires franceses tan al gusto del público estadounidense. Está situado en Manhattan, el distrito financiero de la gran manzana. Los protagonistas fueron los ocupantes de dos mesas: en una de ellas, una joven pareja; en la otra cuatro empresarios. Los primeros pidieron el tinto más barato de la carta, un pinot noir que costaba 15 euros. Y casi al mismo tiempo los hombres de Wall Street hicieron justo lo contrario. Su elección, el vino más caro de la casa, un premier cru de Burdeos: Château Mouton Rothschild 1989. Su precio rondaba los 1.700 euros.
Los empleados del local vertieron el contenido de esas dos botellas en decantadores idénticos y los enviaron… al lugar equivocado. Poco después los dos jóvenes fingieron en broma estar bebiendo un vino caro. El anfitrión de la cena de negocios, que se declaró entendido en vinos, elogió la pureza del que estaban tomando. Todos ellos permanecían ajenos a lo que estaba pasando. El gerente tardó cinco minutos en darse cuenta de lo ocurrido y el propietario corrió al restaurante dispuesto a aclarar lo sucedido a pesar de que ambas mesas disfrutaban de la velada con los vinos que les habían servido.
El empresario al saber lo que había ocurrido cambió de opinión y dijo que ya se había dado cuenta de que el suyo no era un Mouton. El dueño consideró impensable retirar el decantador que tenía la pareja y los jóvenes se mostraron entusiasmados con el error del restaurante. Para ellos fue, aseguraron, como si el banco hubiera cometido una equivocación a su favor. Y así, todos abandonaron felices el local excepto su propietario que esa noche perdió cerca de dos mil euros.
Foto: Balthazar Restaurant