“El futuro de los blancos de Rioja es muy prometedor, sobre todo si se apuesta por variedades autóctonas como tempranillo y maturana blancas”. Esa ha sido una de las conclusiones del curso “Vinos blancos de Burdeos vs. nuevos blancos de Rioja” impartido a los sumilleres riojanos por el profesor de sumillería Juancho Asenjo.
Enamorado de la maturana blanca (“su calidad es enorme y su futuro no tiene límites pues, de hecho, el futuro de Rioja en blancos no ha hecho nada más que empezar”), Asenjo recordó que sólo se han plantado 38 hectáreas de esta variedad en los 12 años transcurridos desde que se autorizaron las nuevas variedades blancas. Apenas 40 hectáreas frente a las 326 de verdejo, 201 de sauvignon blanc y 156 de chardonnay que cree no deberían haberse incorporado a la DOC Rioja y bien podrían reinjertarse con maturana blanca.
Aunque su opinión sobre el tempranillo blanco no resulta tan contundentemente positiva, considera que tiene un gran potencial para convertirse en la variedad blanca de referencia de Rioja desde el punto de vista comercial. Tres décadas después del descubrimiento de la mutación que dio origen a la primera cepa, y con apenas una década de cultivo, es evidente que aún queda todo el camino por recorrer tanto en su manejo vitícola como enológico.
La cata enfrentó a cuatro blancos de Rioja con cinco blancos bordeleses con precios mucho más elevados. José Félix Paniego, presidente de la Asociación de Sumilleres de La Rioja, señaló que hemos encontrado “razones más que suficientes para creer”. Añade que “la maturana blanca de Bodegas Ijalba nos sorprendió por su tremendo equilibrio y potencial” y que todos señalamos al tempranillo blanco de la Bodega Ontañón “como una gran alternativa a variedades invasivas de otras regiones con gran peso en fruta, como la verdejo”.
Foto: DOC Rioja (maturana blanca)