Nace en el seno de una familia de vinateros de la cuenca minera de Asturias. Aquella niñez, rodeado de vinos y participando activamente en el negocio, le lleva a dedicarse a la enología para continuar la tradición y ampliar el negocio al sector de la sidra con las plantaciones de manzanos que poseían. Tras acabar sus estudios, Rafael Somonte comienza un largo periodo de formación práctica que le lleva a empresas y sectores tan distintos como Sidra El Gaitero en Asturias, Bodega Contador en La Rioja o Trinity Hill en Hawkes Bay (Nueva Zelanda).
Viaja a ese país en repetidas ocasiones y tras su última estancia, en esta ocasión en Pasquale Winery en Otago, vuelve a España en 2013. Pocas semanas después se hace cargo de la dirección técnica del Grupo Dominio de Tares en El Bierzo. Allí sigue inmerso estos días en una vendimia que celebra los primeros veinte años de la bodega.
-En Dominio de Tares han cambiado muchas cosas en estos 20 años, la visión idealista y hedónica del inicio dio paso a una etapa más consciente y realista del sector del vino. Hoy en día la bodega se encuentra en una etapa madura donde coexisten tanto la visión del bodeguero más convencido como el rigor del empresario más responsable y serio. Quizás yo haya traído cierto componente de equilibrio y estabilidad al proyecto. La idea de que la constancia y el trabajo bien hecho en el sector del vino seguramente no dan resultados tan inmediatos, pero sí mejoras a medio y largo plazo.
-¿Sus tintos son intensos y estructurados o suaves y potentes?
-No hay una añada igual que otra, pero diría que han ido evolucionando de perfiles más estructurados al inicio, a vinos mucho más finos y equilibrados en la actualidad. Me ha dejado de importar tanto la concentración y valoro mucho más que el vino tenga personalidad y estilo.
-¿Qué importancia tiene que las viñas estén plantadas en altura, en laderas o con determinadas orientaciones?
-El viñedo tiene toda la importancia en nuestro proyecto. Hay que pensar que estamos hablando de viñas centenarias a las cuales restringimos la poda para que den producciones equilibradas y sin excesos, ya sea de acidez o de azúcar.
Respecto a su ubicación, casi todas las viñas de El Bierzo se encuentran en laderas orientadas al sur, nosotros usamos las zonas bajas para elaborar los vinos más afrutados y elegantes. Las zonas medias y altas se dedican a los vinos más estructurados de guarda.
-¿Cómo es la relación de Dominio de Tares con sus viñedos?
-Estamos convencidos de que la viña lo es todo en la elaboración de un gran vino. De hecho, compramos, controlamos y rescatamos, de todo. Sin ir más lejos, hemos rescatado este año varios “leiros” (finca pequeña) de viña centenaria en San Román de Bembibre, cerca de la bodega, que debido a la edad de sus propietarios y a las limitaciones del confinamiento y los destrozos del jabalí, se habrían echado a perder de no haber tomado una decisión a tiempo durante esta primavera.
-¿Cómo les van a afectar la división por zonas de la denominación de origen y los cambios en el etiquetado, eso de vino de villa, de paraje o de viña clasificada…?
-Somos muy positivos en ese aspecto, creemos que nos va a venir muy bien porque de hecho, somos los únicos ubicados en El Bierzo Alto, a 700 metros de altitud, y creemos que nuestros vinos de villa, como Bembibre, van mostrar una personalidad única.
-¿Hasta dónde puede llegar la mencía?
-Para mi, y dejando a un lado mi cariño por esta variedad, ya es una de las grandes uvas del mundo. Quizás quede aún trabajo por hacer en el ámbito de la comunicación, porque la cantidad de mencía producida actualmente en el mundo es insignificante, pero la relevancia y calificaciones que estamos consiguiendo todos con esta variedad, es bestial.
-¿Y cómo es la godello? ¿Destacará algún día la denominación por sus blancos más que por sus tintos?
-La godello es una variedad aromática muy interesante. Es capaz de dar vinos muy finos.Y no sólo es capaz de mostrar el terruño de cada zona vitivinícola, sino que incluso dentro de la misma zona, como en el caso de El Bierzo, existen grandes diferencias de cultivarla en los altos de San Román de Bembibre, a 730 metros de altitud, o en zonas bajas más fértiles. Se pasa de vinos con una frescura extraordinaria, a perfiles más confitados y densos.
Respecto a si destacará algún día El Bierzo más por sus blancos que por sus tintos, es pronto para saberlo. Tendríamos que dejar pasar al menos otros 20 años más y que las plantaciones jóvenes se conviertan en viñas viejas. Hoy la calidad media de todos los mencías de la DO es muy alta y, sin embargo, los grandes godellos de El Bierzo se cuentan con los dedos de una mano.
-¿La Sonrisa (vino joven elaborado con godello) es un vino menor, su mejor creación o una apuesta de futuro?
-Ha sido una gran apuesta y he de confesar que muy prometedora. Para una bodega como Dominio de Tares, que siempre había elaborado vinos de crianza, sacar hace cuatro años La Sonrisa de Tares ha supuesto un acercamiento crucial al consumidor más actual que, por cierto, está respondiendo de una manera extraordinaria.