Con algunos lagares todavía abiertos, a la espera de pequeñas cantidades de uva en proceso de asoleo, la vendimia está prácticamente concluida en Jerez. Los 53,4 millones de kilos de uva recogidos suponen una reducción del 6,8 % respecto a 2019, una cosecha también corta. Las razones de esta baja producción, un otoño y un invierno muy seco, a excepción de algunos temporales en el período navideño.
Hasta principios de primavera no llegaron las lluvias que fueron muy abundantes. Los viticultores tuvieron que emplearse a fondo ante los riesgos de oidio y mildiu. El mes de julio fue extraordinariamente caluroso, lo que contribuyó a mantener el adelanto sobre las fechas habituales.Las temperaturas más suaves de agosto han determinado graduaciones no demasiado altas, especialmente en las localidades costeras, donde además la aparición de botrytis ha terminado de complicar la situación.