Sus renovadas y puede que minimalistas etiqueta y contraetiqueta lo muestran todo. Una información sobre las características del producto tan exhaustiva como infrecuente que es de agradecer. Y que permite, para empezar, saber que se trata de un cava ecológico, vegano y gran reserva. Categoría reconocida a aquellos cavas que han tenido una relativamente larga crianza en botella de al menos 30 meses.
Tiempo que aparece reflejado en la finura de su espuma y en los recuerdos delicados a levadura y pastelería. Les acompañan también evidentes tonos cítricos, la presencia de frutas blancas y un logrado frescor que tiene algo de marca de la casa. Resulta suave, delicado y cremoso con un final complejo en el que aparecen destacadas notas amargas. La atractiva desnudez de un brut nature que no disfraza, con el dulzor alcohólico de un licor de expedición, el sabor mediterráneo de sus uvas.
Una historia que también nos relata el resto del vestido de la botella, digno de aficionados a la investigación. Allí está el azul de un mar que baña, casi literalmente, a las cepas. También, el parque natural que las recrea, el edificio modernista que acoge a las uvas y el cristal reciclado -como constante referencia a la sostenibilidad- que las contiene. Y una fecha, la de degüelle, que permite a cada uno elegir el mejor momento para disfrutarlo.
I. P. L.
Bodega: Alta Alella
Web: https://www.altaalella.wine/es/
DO: Cava
Variedades: pansa blanca (xarel·lo), macabeo y parellada
Alcohol: 12%
PVP: 12,75 euros