La bodega Torre de Oña ha iniciado hace unos meses lo que califica de “novedoso y apasionante proyecto”: la búsqueda, localización y adquisición de sus Viñedos Artesanales ubicados en laderas idílicas de Rioja Alavesa. “Son viejas cepas en vaso, muchas centenarias, de retorcida fisonomía, con el coupage de variedades en el viñedo, densidades de plantación altas y sin posibilidad en su gran mayoría de laboreo mecánico. Rinden producciones muy pequeñas, pero de una calidad excelsa”, explica Roberto Frías, responsable de la Sección Agrícola de La Rioja Alta, S.A. a la que pertenece Torre de Oña.
¿Qué más podemos hacer para mejorar nuestros vinos? La pregunta que se hizo Guillermo de Aranzabal, presidente del grupo La Rioja Alta, S.A., tiene como respuesta esta iniciativa. “Durante las últimas décadas -señala- hemos invertido mucho en tecnología, en ser autosuficientes en el viñedo, en renovar el parque de barricas, etc. y ahora creemos que podemos y debemos seguir mejorando nuestras uvas, aplicando esta exigente filosofía de pequeño viticultor, que ha sido recibida por el equipo de bodega con mucha ilusión y esperanzas”.
Hasta la fecha han adquirido cuarenta hectáreas y su meta es alcanzar las 75. “En la vendimia 2021 elaboramos las uvas de las primeras 29 ha, repartidas en docenas de parcelas, y el resultado fueron unos vinos muy emocionantes, profundos y originales, con una gran diversidad de aromas y sabores”, concluye. Interrogado por el destino de estos vinos, Aranzabal ha señalado que “aún no lo sabemos pero, como me dijeron hace 35 años cuando entré en la bodega: preocúpate solo de hacer buenos vinos que, si son buenos, ya te los pedirán”.