El restaurante soñado puede que exista ya

Un local que rinde culto al jerez. Y que sirve por copas una selección de elaboraciones de González Byass, incluida una amplia representación de los vinos de sacristía, elegidos por  el enólogo de la casa, Antonio Flores. Para acompañarlos, cocina y productos andaluces fundidos con la cocina creativa y también tradicional del País Vasco. Y para cerrar la propuesta, una situación inmejorable: en un casco bodeguero dentro del recinto que ocupan esas bodegas. La vista, compartida con la piscina de un hotel también vinculado a la firma: la Catedral de Jerez.

El cocinero, Alejandro Bazán, un jerezano de 35 años formado en su tierra, procede de Bistró Guggenheim Bilbao y es el responsable de “una carta corta, basada en los productos gaditanos aunque cocinados de una manera innovadora”, informa Diario de Cádiz. Su conversación con el autor del reportaje, Pepe Monforte, parece diseñada para despertar el apetito. Bazán no deja de referirse a platos como unos raviolis de rabo de toro o unos lomos de salmonetes con chícharos y jugo de marisco.

Su postre, en estas fechas, una nada clásica torrija con un gran pedro ximénez:  Noé. Antes de llegar ahí, y para dejar claro que al frente de los fogones hay alguien llegado de Bilbao, ofrece patatas fritas y pimientos del piquillo con medio kilo de chuletón de vaca madurado. Una propuesta para valientes y un lugar en el que, con vinos así, alcanzar la paz.
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