Los elaboradores de bebidas alcohólicas tardarán cinco años en recuperarse de la crisis originada por la COVID-19, según el estudio de mercado realizado por la compañía británica International Wines and Spirits Record (IWSR). El consumo de alcohol en el mundo aumentó ligeramente el año pasado, un 0,1% en volumen y un 3,6% en valor. A partir de allí, el incremento de ventas en tiendas y por Internet no ha compensado las caídas por el cierre de bares y restaurantes.
Revertir esta situación no será posible antes de 2024. “Está muy claro que la pandemia causará un efecto secundario más profundo y duradero en la industria mundial de bebidas que cualquier cosa que hayamos conocido antes. Incluso la recesión que siguió a la crisis financiera de 2008 fue menos grave de lo que estamos viendo ahora”, dice Mark Meek, primer ejecutivo de IWSR Drinks Market Analysis. “En muchos sentidos, 2019 fue quizás el último año normal para el sector”, añade.
A pesar de que las cifras fueron positivas para el conjunto de bebidas, el consumo mundial de vino continuó disminuyendo en 2019. La reducción en volumen fue del 1,1% aunque el valor aumentó ligeramente, el 0.6%. Sin embargo, el vino espumoso registró un crecimiento de 1,4% en volumen y 3,6% en valor el año pasado. Las previsiones señalan que en 2024 estos vinos repuntarán con mayor fuerza que el vino tranquilo debido a que las tendencias de los consumidores avanzan en esa dirección.
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Foto: Scott Warman (Unsplash)