La historia, no por repetida menos interesante, lleva directo a la oportunidad de disfrutar de un vino singular. El reencuentro con esas escasas elaboraciones destinadas a presumir que las bodegas se regalan a sí mismas y de paso a los demás. Una pequeña parte de su mayor o menor producción que expresa con fidelidad la personalidad y el carácter, si es que pudiera decirse así, de una viña. En realidad, dos pequeñas parcelas, cuya calidad año tras año destaca sobre el resto, situadas al norte de Viana, en una de las muy pocas localidades navarras que forman parte de la DOCa Rioja.
La edad de las cepas, la complejidad de sus suelos y el curioso acompañamiento del mayoritario tempranillo con algo de mazuelo (un 5% de variedades desconocidas que es frecuente encontrar en viñedos viejos) dibujan el perfil de unos racimos recogidos con cuidado y mimados en bodega. De esa forma reaparece, aunque solo en las mejores añadas como la del 2015, Mayor de Ondarre Reserva. Y lo hace extendiendo una carga frutal tan marcada que invita a seguir el camino señalado.
Sugerente anuncio que se corresponde con el relato que dicta este vino: recuerdos a fresa, cereza, moras y arándanos acompañados por la presencia descarada de regaliz junto a incipientes notas a especias, cuero y tabaco. Tinto que muestra además apuntes balsámicos, profunda capa, frescor, cuerpo y estructura. Una combinación en la que domina inicialmente su impronta frutal pero que no oculta en su final ni la firmeza de sus taninos ni la impresión transmitida por el roble. Un diálogo permanente, dentro de una botella con muy larga vida, que no hay prisa en resolver. Y en el que parece se impondrán la mucha fruta, la suavidad y la elegancia que le dictan sus orígenes para ofrecerse, todavía más, cargado de sensualidad.
María Jesús Alonso
Bodega: Ondarre
Web: https://www.grupobodegasolarra.com/bodegas/ondarre/
DOCa: Rioja
Variedades: 90% tempranillo, 5%, mazuelo y 5% otras
Alcohol: 14%
PVP: 25 euros