Finca Río Negro, la lenta construcción de vinos de altura

Rodeado de una naturaleza casi salvaje, conviviendo con gamos y otros animales y visitado ocasionalmente hasta por lobos. Así es un paraje idílico, Finca Río Negro, situado en las estribaciones del Parque Natural Sierra Norte. Casi una provocación para los enoturistas, especialmente aquellos capaces de transitar por el camino que desde una curiosa portada conduce, entre árboles y jaras, hasta la bodega.

Está en el término municipal de Cogolludo (Guadalajara) y recupera la realmente elogiada tradición vitivinícola de la zona barrida del mapa por la filoxera. Son cuarenta hectáreas de viñedos, plantadas a mil metros de altitud, con un señalado diferencial térmico entre el día y la noche que se traduce en maduraciones lentas, vendimias tardías y vinos frescos y profundos.

Y también, en la obligación, ante la ausencia de referencias próximas, de recorrer un largo camino de pruebas y ensayos hasta descubrir las variedades más indicadas y los sistemas de poda más adecuados. Un lento y constante esfuerzo en la construcción de vinos de altura.

En este sentido, un cambio no pequeño lo ofrece la añada 2018, húmeda y fría, que ha estilizado el perfil de sus vinos. El primero en llegar al mercado es su único blanco (12,90 euros). Un gewürztraminer joven que en esta cosecha presenta su habitual y exuberante paleta aromática (rosas y otras flores, frutas tropicales y cítricos) acompañada de buena acidez y una agradable sensación de volumen en boca gracias a la crianza sobre lías. Su final, maravillosamente seco, lo convierte en una referencia distinta, interesante y muy gastronómica.

Los tres tintos de la casa tienen como base el tempranillo con el añadido de algunas variedades internacionales. Maduro, muy frutal, y también con marcados recuerdos a tostados, especias y lácteos el 992 Finca Río Negro 2017 (9,90 euros). Un vino con unos pocos meses de crianza en barrica que hace referencia en el nombre a la altitud de su viñedo.

Serio, aromático, combinando fruta negra y roja junto a tonos especiados Finca Río Negro 2015 (14,50 euros), un tinto complejo y largo señalado por su personalidad y finura. La gama se cierra con el profundo y estructurado Finca Río Negro 5º Año 2014 (24 euros) que conserva, tanto tiempo después, recuerdos a fresa y abundantes notas a frutas negras, especias (canela), cacao y chocolate matizadas por apuntes balsámicos. Una combinación de  elegancia y potencia que permite vislumbrar el interesante futuro de este proyecto. Algo que se confirma con tan solo probar, directamente de la tina de roble francés en que acaba de comenzar su crianza, la añada 2018 de tan prometedora elaboración.