Tras el último Consejo Sectorial del Vino de Cooperativas Agro-alimentarias de Cádiz, las cooperativas vitivinícolas de la provincia reclaman, de forma unánime, igualdad entre las bodegas ubicadas en la zona de crianza (Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda) y de producción (Chiclana, Chipiona y Trebujena) de la Denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry y que se reconozca con el sello de garantía de calidad a todas las cooperativas vitivinícolas que cumplan con el pliego de condiciones.
A pesar de que las bodegas del Marco, ya sean de crianza o de producción, están sujetas a las mismas normas, sólo aquellas ubicadas en el conocido como Triángulo del Sherry pueden utilizar la marca de calidad y beneficiarse del valor añadido a la hora de su comercialización. “Un sistema que carece de sentido ya que todos los productores tienen que elaborar y cumplir con los mismos requisitos que establece el pliego de condiciones”, recalca el presidente sectorial del vino en Cooperativas Agro-alimentarias de Cádiz, Francisco Lorenzo Gallegos. Las bodegas de producción son parte de la cadena productiva de la DO ya que sus vinos se crían y envejecen posteriormente en las de la zona de crianza.
Salvo las diferencias geográficas, el presidente del Consejo Sectorial de Vino en Cádiz sostiene que las bodegas de fuera del triángulo de crianza “producen unos vinos igualmente extraordinarios”. Así lo avalan los innumerables premios concedidos recibidos, como el Gran Bacchus de Oro otorgado hace unos días a la cooperativa Católico Agrícola de Chipiona por su Moscatel ‘Los Madroñales’.
De las siete cooperativas vitivinícolas de la zona, tres pertenecen al área de crianza –Cooperativa Nuestra Señora de las Angustias, de Jerez de la Frontera; Virgen de la Caridad y Vitivinícola Sanluqueña ‘Covisan’, ambas de Sanlúcar de Barrameda-; mientras que las otras cuatro –Católico Agrícola, de Chipiona; Agrícola Virgen de Palomares y Vitivinícola Albarizas, de Trebujena; y Unión de Viticultores Chiclaneros, de Chiclana- están ubicadas en la zona de producción. Entre las siete aglutinan en torno a 3.000 agricultores, 3.000 hectáreas y cerca del 50% de la uva amparada por la Denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry.
En relación a la campaña, el Consejo Sectorial destacó la elevada producción con una media de 11.000 kilos por hectárea, aunque de menor graduación que otras campañas. Sin embargo, los productores gaditanos, al igual que en el resto de la región, se aquejan de unos precios insuficientes, a pesar de estar amparados por la DO, lo que pone en riesgo el mantenimiento de la rentabilidad de las viñas.
Este es uno de los motivos por los que la federación considera fundamental impulsar la integración de las cooperativas vitivinícolas para ganar dimensión y ser más fuertes ante los mercados. El Consejo Sectorial también abordó la problemática del relevo generacional, que pone en jaque el futuro de un sector emblemático y fundamental en el desarrollo económico de la provincia, pero que está cada vez más envejecido. Por este motivo, Francisco Lorenzo Gallegos señala la necesidad de trabajar para “obtener mayor rentabilidad en la viña y hacer el sector atractivo para los jóvenes”.