RODA: la bodega que depende del Sol

Todo ha cambiado para que todo siga igual. Cumpliendo en parte tan famosa cita, RODA ha ido hasta más allá de lo probable para ser tan sostenible como fuera posible. Ahora, su dependencia energética está basada en el Sol que calienta unos tubos sobre su tejado y en los complejos sistemas que distribuyen calor y frío por el interior de la bodega además de retirar el exceso de humedad de sus calados. 

Un entorno diferente para unos vinos que siguen siendo fieles a sí mismos. A una forma de entender la viticultura y a esa pasión por las cepas viejas, por el tempranillo y por sus clones que sorprendió a todos en el momento ya lejano de su llegada al Barrio de la Estación de Haro. También a la razonable apuesta de su equipo por hacer vinos que reflejen más de un paisaje pero que recojan las características de una sola añada. 

Algo que en RODA 2017 se traduce en la amplia y característica expresión a fruta roja con una madurez en la que quizá se adivine la huella de la doble brotación que una helada primaveral provocó en esa zona. La finura -marca de la casa- de sus taninos y el retorno constante de las notas a regaliz, mora, cereza y piel de otras frutas le permiten transmitir una impresión amable matizada por recuerdos a hierbas y a piedra envueltos en abundante frescor. 

RODA I 2016 se muestra renuente en los primeros momentos a exhibir su notas a fruta mayoritariamente negra que dan inicio a  una sensación de profundidad. La confirma el carácter seductor de sus complejas referencias que evocan al cacao, el chocolate, el tabaco perfumado y las especias. Una combinación de suavidad y carácter que invita a consumirlo con deleite en estos momentos y también a su guarda. Es probable que en ese futuro no demasiado lejano sea un tinto todavía más apreciado que se beba con mayor unción. 

Bodegas: RODA
Web: https://roda.es
D. O. C. : Rioja
Variedades: tempranillo (89 %), graciano (6 %) y garnacha (5 %)/tempranillo (96 %) y graciano (4 %)
Alcohol: 14,5 %/14,5 %
PVP: 25 euros/45 euros