Juan Luis Cañas, el bodeguero que venció al coronavirus 

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En su conversación transmite la impresión de ser un veterano luchador curtido en mil batallas. Una forma de ser de la que probablemente ha sacado la fuerza necesaria para crear un grupo con sus raíces en Rioja Alavesa y su culminación, al menos por ahora, en la Ribera del Duero. Allí su bodega, Dominio de Cair terminó de poner en el mapa de los grandes vinos a un término, La Aguilera, en el que encontró aquello que mejor conoce y más necesita: tempranillo, cepas viejas, viñedos en vaso, pequeñas producciones y climas extremos.

Su imagen, sin embargo, parece compatible con la de un hombre sensible a cuanto le rodea. Alguien que abre las webs de sus bodegas anunciando que un porcentaje de las ventas será ingresado en la cuenta  del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) para financiar la investigación sobre la COVID-19 o que ha dedicado una bodega, Amaren, a su madre. En ella estaba, enfrascado en unas obras de ampliación, cuando la vida le sorprendió con un giro inesperado.  

-Cogí, no sé dónde ni con quién, el coronavirus. Estuve un mes con tos, al final con fiebre y dolores musculares hasta que fui a urgencias e ingrese con una neumonía pasándolo muy mal, pero tuve suerte.

-¿Cómo se sale de esa experiencia? ¿Cambiado?

Emocionado, sensible, afectado por todo lo que allí ocurre, agradecido a la vez por el  impresionante comportamiento de todo el personal sanitario. Por otro lado te preocupan mas los que no están bien, los que sufren, los que necesitan… Ya no es tan  importante crecer, ser mejor empresa, lo importante es preocuparte de los que te rodean, ser mejor persona. 

-¿Dónde se quedó parado su mundo cuando empezó todo esto y por dónde seguirá?

-Estábamos en una situación estupenda con Bodegas Luis Cañas y Bodegas Amaren. Con Bodegas Dominio de Cair habíamos conseguido unas ventas en los dos últimos años, con una introducción en el mercado, que nos daban una gran satisfacción. Proyectos inmediatos en Bodegas Amaren y a corto plazo en Bodegas Luis Cañas, más espacios de barricas y jaulón y zona del enoturismo. La verdad, solo me preocupaba el tiempo.

-¿Y hacia dónde dirigirá sus pasos?

-Hay que planificar estrategias a cinco años, con la idea de dónde quieres  estar dentro de quince años. Aquí cabe todo: inversión, financiación, viñedo, distribución nacional y exportación, sin olvidarnos del personal.  

-¿Qué piensa del futuro? 

-Aparte de seguir trabajando, también quiero disfrutar más de la familia y de los amigos, haciendo cosas que he ido dejando para cuando tuviera tiempo y ya es hora de realizarlas. El tiempo pasa y no vuelve.

-¿Qué le espera al sector del vino?

-Ya quisiera saber lo que le espera, pero a priori parece un gran cambio. Los españoles vamos a ser más europeos, tomar más vino en casa, la restauración seguirá estando pero habrá grandes cambios y habrá una  subida de  ventas de vinos en supermercados, grandes superficies y tiendas. Las ventas digitales crecerán también.

-¿Qué tenemos que hacer ahora? ¿Cómo saldremos de esta?

-Trabajando mucho e  innovando con cautela.