Dominio de Tares y el Camino de Santiago

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“Buen camino”, “buen camino”. Es la frase que se repite sin cesar entre quienes recorren el Camino de Santiago. Unos la pronuncian al adelantar, otros al ser adelantados y los más porque desde la tranquilidad de sus casas y de sus pequeños pueblos desean lo mejor a quienes ven pasar siguiendo esa ruta.

Es así, al menos, en un tramo de enorme belleza que atraviesa los viñedos del Bierzo y recorre algunas de las localidades de sonoros nombres (Valtuille de Abajo, Valtuille de Arriba, San Román de Bembibre…) que han dado fama a los vinos de esa denominación de origen. Combinar ese baño de naturaleza con las explicaciones técnicas de Rafael Somonte, enólogo de Dominio de Tares, permite entender los criterios seguidos en el pasado para plantar esas vides y para elegir las variedades. Entre ellas godello y mencía pero también jerez (palomino) y alicante (garnacha tintorera o alicante bouschet).

La experiencia alcanza otra dimensión si antes y después de ese pequeño esfuerzo existe la oportunidad de acceder a los tesoros de la bodega. Muy especialmente al comprobar en una cata vertical la evolución del P3, el tinto más estructurado de la casa creado a partir de viejas mencías. Darse cuenta de que esos vinos evolucionan lentamente, y que necesitan unos ocho años de reposo en botella para alcanzar la plenitud, ayuda a entender la zona y la labor realizada por esta firma y este grupo con uno de sus brazos en Pajares de Los Oteros (León), el reino de la también muy interesante prieto picudo.

Creciendo su blanco joven, La Sonrisa de Tares. Siempre en vanguardia un rosado, Tombú, y con muchas cosas que decir tintos como Cumal, Bembibre o Cepas Viejas de añadas, en casi todos los casos, próximas a salir al mercado. Y entre vinos buenos y muy buenos la presencia luminosa de Dominio de Tares Godello Fermentado en Barrica 2018. El mejor blanco de la ya no breve historia de este proyecto, con mucho de todo y todo por desarrollar. Unas botellas que todavía permanecerán varias semanas en unas instalaciones que no deberían abandonar antes de que se alejen los calores veraniegos.

Recomendable también esperar a que el 2019 comience a decirnos adiós antes de abrirlas. A partir de allí, tan interesante elaboración, en barricas de 500 litros y utilizando además una tina de más de 2.000 litros, permitirá disfrutar en plenitud de su carga frutal, de la caricia discreta de nobles maderas y del frescor y elegancia de la variedad en cosecha excepcional. Un tentación a probar y a guardar todavía más.