Pepe Mendoza: natural, radical y mediterráneo

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Es probablemente la persona o una de las personas que más ha hecho por dar a conocer, dentro y fuera de España, los vinos de Alicante. No era fácil en los años noventa salir por el mundo a vender vinos de esa tierra. Pepe Mendoza lo hizo y no tardó mucho en conseguir grandes éxitos con su Enrique Mendoza Reserva Santa Rosa. Sus mejores armas, una enorme sonrisa y contagiar alegría a su alrededor.

Años después ha recuperado esas mismas armas para explicar su nuevo proyecto: Casa Agrícola. Vinos artesanos en los que aplicar veinticinco años de experiencia “elaborando y comprendiendo suelos, variedades y climas de Alicante”.  Cuenta con 24 hectáreas de viñas, en propiedad o en arrendamiento a largo plazo, la mayoría en secano y de muy baja producción. Con ellas ha puesto en marcha el sueño que comparte con su mujer: hacer elaboraciones artesanales. Vinos mediterráneos con una frescura poco conocida hasta ahora y, como Pepe, amables y elegantes.

– ¿Lo has conseguido?
– No es fácil contestar.  Hemos recorrido un tramo del camino. Los primeros vinos los hice en el noventa y entonces los estilos y los mercados eran completamente diferentes. Sí que hemos tenido una evolución, ya llevo cerca de tres décadas haciendo vinos, pero creo que los  próximos diez o quince años serán un momento muy bonito para afirmar las hipótesis que tenemos en la cabeza. Ten en cuenta que  hemos tenido que romper muchos estigmas porque claro, yo no soy Rioja, no soy Navarra, no soy Ribera…
Nos ha costado mucho más porque estábamos casi en una zona con vinos de alto grado alcohólico, sobremaduración etc. La gente percibe la monastrell del sureste  como una uva dulzona pero eso es un estilo más que la variedad. Se pueden cortar monastrelles en plena carga de fruta con 13,9º de alcohol y no tener que esperar a la fruta sobremadura para encontrar volumen. Con esos 15,5º y algún granito de azúcar residual daban “sabrosidad”.
Nosotros tenemos una mirada mucho más fresca; queremos presentar el Mediterráneo sin sobremaduraciones. Tengo una obsesión: todos los racimos sobremaduros dejarlos en planta. Me gusta tijeretear racimos; todas aquellas uvas que estén pasificadas, fuera. Esos racimos se pueden dejar para hacer dulces muy buenos y cortar los racimos que hayan cargado bien, que estén en sazón pero sin buscar la sobremaduración. El problema que tenemos es que hay plantas que tienen fruta buena, racimo pequeño, racimo grande y racimo sobremaduro. Si  tú vas a tajo y lo cortas todo en el mismo cesto después tienes que tener mesa de selección y seleccionar de verdad. Yo prefiero hacer dos o tres pasadas sobre el viñedo. Eso me está dando muy buenos resultados. Creo que estamos en el camino.

– ¿Qué te has dejado en el camino?
– En el camino he ido recogiendo, sobre todo experiencias, errores, confirmaciones… El camino me ha ayudado a seguir.

– ¿Qué es Casa Agrícola? ¿Amor a la tierra, a la viña, al vino, a Alicante?
– Casa Agrícola es un proyecto vital, es un proyecto personal. El gran futuro va a estar en proyectos mucho más pequeñitos, mucho más artesanos, que no pasen de las cien mil botellas donde el viticultor -que quiero ser yo y que soy yo- hace todo el trabajo desde abajo hacia arriba. No podemos estar en grandes bodegas ni en grandes proyectos de millones de botellas. Enrique Mendoza es un tamaño medio pero esto aún es más pequeño. Entonces vamos a hacer un trabajo mucho más fino, mucho más delicado, que caigan muchas más neuronas por botella.

– Respeto al medio ambiente, levaduras indígenas, crianza sobre lías… ¿Cada vez menos intervencionista?

– La diferencia entre Enrique Mendoza y Casa Agrícola es que  Enrique Mendoza es un proyecto mucho más “terroirista”, con mucha mayor rotura del racimo, de la baya, mayor extracción, mayor paso de barrica. Y también posiblemente de gran recorrido, ahora estamos tomando santa rosas con diez, doce, quince años y es una pasada.
Casa Agrícola es proyecto mucho más paisajista. Elaboro con racimo mucho más entero, con granos sin romper sobre todo en los tintos. Las extracciones son mucho más delicadas. Al trabajar sin levaduras seleccionadas corro  más riesgo pero aparece mucho más el paisaje, el romero, el pino, el pino pequeño. En las blancas trabajamos con mostos casi sucios. Decantan un poco en frío y arrancan a fermentar sin levaduras seleccionadas. Por eso aparecen notas de naranjo y de las hierbas que surgen debajo de los naranjos como el hinojo.

– ¿Cómo son tus vinos?
– Casa Agrícola Tinto es un coupage que se basa en 70% monastrell, 15% syrah, 15% garnacha tintorera (alicante bouschet), siempre apoyándome en variedades mediterráneas: ni cabernet, ni merlot, ni Burdeos ni Borgoña,  solo lo que se cultiva aquí, en el Mediterráneo. Es racimo entero, mucho grano entero y en vez de crianza en barrica, crianza en depósito de acero inoxidable. Una parte del monastrell ha servido para envinar las barricas con las que estoy haciendo el vino superior, La Viña del Veneno.  El 80 % del vino está un año en depósito y un 20 %, en barricas de 500 litros. No lo paso por frío, únicamente una plaquita suave para embotellar. Son vinos muy poco intervenidos que expresan sobre todo la franja fresca del Mediterráneo.
El blanco de Casa Agrícola es moscatel 40%, macabeo 40% y 20%  airén. También cultivos en secano, sin riego. Sobre todo es un paisaje mediterráneo, de monte bajo, de hierbas, de piel de naranja, de rosas, de pétalos de rosas.  Busco que el porcentaje de moscatel no aparezca en el vino, que no se vea en el vino. Eso es muy importante, que no se me viese el moscatel en primer lugar sino que fuera un conjunto.
La idea de Pureza surgió después de un viaje a Georgia y ver la  naturalidad con que trabajaba esa gente. Nos quedamos conmocionados al comprobar lo que se podía hacer casi sin medios, sin apenas intervención. Pureza tiene un perfil muy poco intervencionista, sin levadura seleccionada, casi sin sulfuroso, casi sin clarificación, sin pasar por frío y está hecho en ánforas. Es mucho más radical. En este vino aparecen notas más salinas, más de mar, porque esas viñas están a treinta metros sobre el nivel del mar, con suelos diferentes.
Hay mucha gente que está haciendo vinos muy poco intervencionistas y de perfil natural pero con poco conocimiento. No controlan la cinética de levaduras ni otros pasos del proceso de elaboración. Entonces aparecen vinos que tienen alma, muy bonitos, pero con muchos errores: acetaldehídos y cosas raras. Nosotros estamos aplicando el conocimiento a no ser intervencionistas. Trabajamos de la forma más limpia posible, con levadura autóctona pero desde el conocimiento. Los vinos deben de aparecer limpios, cristalinos, aromáticamente claros, sin ningún tipo de recoveco o algo que te indique que ha tenido algún defecto.

– El mar, el viento, el paisaje… ¿qué influencia tienen en tus viñas y en tus vinos?
– La reflexión grande que tenemos que hacer es por qué El Estrecho, Las Quebradas  o Casa Agrícola tienen un perfil fresco. En otros proyectos el enólogo está esperando en septiembre u octubre  a que alguien le haga la uva. Y después esa bodega cree que por medios técnicos (levaduras seleccionadas, fermentaciones a baja temperatura, crio maceración…) va a conseguir doblegar el espíritu y que sea un perfil amílico, un perfil fresco. Eso es un gran error porque si la uva viene cansada, viene madura por mucho que fuerces en fermentación va a dar un perfil maduro, un perfil cansado. Nosotros estamos trabajando desde el campo para que la uva tenga equilibrio, que no esté estresada, que no se consuman los málicos ni el láctico, que tenga nitrógeno en planta, un indicador de que la planta en junio, julio y agosto está trabajando bien, cargando fotosintéticamente bien, que los nitrógenos sean altos y el málico sea alto.
El problema que tiene mucha gente es que no sabe dónde se corta la fruta fresca, no sabe dónde se corta la fruta madura y siempre se van a la fruta sobremadura porque tiene mayor volumen. Por lo menos, piensan, tengo volumen y dulzor.
Nosotros estamos viendo en qué momento la planta para de cargar fotosintéticamente. Entonces te da una ventanita de siete días y cortamos fruta fresca. Después durante quince días la cortarías en neutro y finalmente tienes cinco días para cortarla como fruta madura. No hay que esperar  dos semanas más y en lugar de cortar con 13,8%  o 14% de alcohol y fruta fresca, irse a 15,5% y tener solo dulzor y volumen.
Desde el conocimiento estamos dirigiendo en qué momento cortamos para conseguir el objetivo final. Y ese es el gran cambio: a mayor conocimiento del campo, menor intervención. Tienes que tecnificar cuando eres un proceso industrial. Nosotros no necesitamos tecnificar porque la uva tiene un potencial brutal.
M. J. Alonso/Luis Oliván

Casa Agrícola

 

 

 

 

Casa Agricola Tinto 2016

Monastrell, syrah y alicante bouschet.
Nariz: elegante y sutil, floral, ciruelas negras, tapenade y hierbas secas.
Boca: frutal, sabroso, nada pesado y muy largo.

 

 

 

 

Pureza 2017

Moscatel de alejandría
Nariz: rosa fresca, naranja e infusión de manzanilla con un simpático   toque «a natural».
Boca: uva moscatel, naranja amarga, repostería, refrescante, nada terpénico.

 

 

 

 

 

Casa  Agricola Blanco 2017

Moscatel de alejandría, macabeo y airén.
Nariz: lima y almendra tostada. Algo herbáceo y con un fondo ahumado.
Boca: pomelo, pan tostado, untuoso, con agradable y amargo final.